martes, 11 de noviembre de 2014

La empresa ética



El comercio justo, el quehacer humanitario, el precio con limosna resultan ser, en bloque, medios de mejora espiritual y de una perfección inagotablemente productiva, porque para seguir purificándose hay que gastar más, invertir o consumir más hasta alcanzar el cenit. Muy lejos, pues de lo que se creía en el capitalismo de consumo, donde consumir significaba sucumbir a las tentaciones publicitarias del malvado capital, ahora, en el capitalismo de ficción, el gasto contribuye a enaltecernos. ¿Cómo no sentir, por tanto, una impensada concordia respecto a las empresas que, ofreciendo simplemente aguas minerales o móviles, nos brindan la oportunidad de ganar el cielo? ¿Cómo ser antisistema si el sistema sin fin nos salva de la muerte?

Texto extraído del libro "El estilo del mundo" pag 241 de Vicente Verdú

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